
Una de las cosas que más te preocupaba cuando pensabas en tu muerte inminente era que sabías que yo no iba a poder soportar vivir sin ti. Y me pedías constantemente que, cuando tu te fueras, siguiera adelante con Nora y con mi vida. Recuerdo aquel día, en Mayo…Junio 2012, cuando Vallejo nos llamó para decirnos que la Clofarabina no había funcionado, y que tu maldita leucemia avanzaba con fuerza. Eran las 9 de la noche. Tu fuiste a dormir a Nora, a cantarle vuestra canción. Yo mientras me tomé dos orfidales, con la idea de que me hicieran efecto durante la media hora que solías tardar en dormirla, para poder afrontar la noche que nos esperaba. Volviste al rato al salón, donde estaba yo esperándote, venías llorando y me decías que Nora no te soltaba la mano, creyendo entonces que Nora sabía que algún día tú te irías. Nos tumbamos juntos en el sofá, y aunque mi idea era transmitirte que aún podía ocurrir algún milagro, mirarnos y hablarnos nos producía tanto dolor que lo único que hicimos fue abrazarnos sin mirarnos a la cara mientras llorábamos. Y al final nos quedamos dormidos. Mi amor, te quiero tanto, que todavía me duele demasiado como para vivir por algo que no sea pura supervivencia…Y ya sabes, háblame en sueños, y cuida de Nora, y espérame porfa, como me prometiste, y cómo yo te prometí...
Te queremos piolonchelillo...